La investigación periodística realizada por Télam sobre los bienes del empresario santacruceño en Tierra del Fuego demuestra cómo adquirió la empresa para quedarse con la concesión de Hostería Petrel, un magnífico complejo estatal -hoy en ruinas- situado a orillas del Lago Escondido; pero también cómo y a cuánto dinero compró otra hostería sobre la vera de la Ruta Nacional 3, llamada “Lo de Vilma”, y cómo se quedó con un costoso complejo de cabañas con vista exclusiva al Lago Fagnano.
A Báez también le interesaba sumar a sus emprendimientos turísticos la explotación de las Termas del Río Valdéz, otro lugar único ubicado cerca de Tolhuin, y creyó que sus negocios eran compatibles con la actividad de la empresa Fernández Campbell, que impulsó un proyecto para navegar el Fagnano en naves tipo catamarán.
Pero el desembarco en la zona fue la operación para quedarse con el manejo de la Hostería Petrel, ubicada en un punto estratégico (a mitad de camino entre Tolhuin y Ushuaia) y en la parte inferior del Paso Garibaldi, por donde se comunica el sur y el norte de la Isla a través de la última parte de la Cordillera de Los Andes.
La hostería de 8 habitaciones y 10 cabañas externas, era operada, históricamente, por Eduardo Ramón Sandri, un empresario que tuvo varios desencuentros con autoridades del Instituto Fueguino de Turismo.
Ya en 1991 el Infuetur le exigía a Sandri la restitución de las instalaciones, y en junio de 1994 se firmó un primer acuerdo transaccional que le otorgó la concesión por otros 5 años, prorrogables por igual período.
En 2006, cuando el grupo Báez comenzó a sondear la posibilidad de quedarse con la explotación del complejo, empezó a producirse una llamativa sucesión de acontecimientos.
El 29 de septiembre de ese año, Sandri y Mónica Gisella Echeverría formaron “Hostería Petrel SA”. El 16 de noviembre, Sandri firmó un nuevo acuerdo transaccional con el Infuetur, que incluía el reconocimiento de deudas por cánones no pagados (por parte del concesionario) pero también reconocía un monto de dinero por obras de refacción realizadas por Sandri.
El acuerdo fue objetado por el Tribunal de Cuentas que radicó una denuncia penal y el Infuetur inició acciones de desalojo sobre el predio.
El 26 de noviembre de 2006, es decir, diez días después de la firma del nuevo acuerdo transaccional, Sandri y Echeverría le vendieron sus acciones en “Hostería Petrel SA” a “Badial SA”, representada por Lázaro Báez, su hijo Martín Báez y Eduardo Benjamin Zárate, el testaferro de Báez en Tierra del Fuego. La operación se cerró en 450 mil pesos de la época, unos 145 mil dólares.
Después, Fabiana Ríos le ganó las elecciones de mediados de 2007 a Hugo Cóccaro, y las posibilidades de Báez de avanzar en el negocio comenzaron a disminuir.
El 8 de febrero de 2008, Hostería Petrel SA -ahora representada por Zárate- le ofreció al gobierno de Ríos devolver la hostería a cambio de una tenencia precaria mientras se llevaba a cabo el proceso de una nueva licitación.
Sin embargo, el 23 de diciembre de 2008, el Infuetur presidido por Silvia Boutellier, preadjudicó la hostería nuevamente a Hostería Petrel SA, por resolución 1660/08.
A la licitación se presentaron dos oferentes: Hostería Petrel SA y una UTE entre Hostería Petrel y Badial SA. O sea Báez compitió contra Báez y, obviamente, ganó.
Parecía, entonces, que aún con Ríos como gobernadora, el negocio se encaminaba otra vez, hasta que el Tribunal de Cuentas, que observó que la empresa ganadora de la concesión no había acreditado el capital suficiente para la inversión prometida.
El organismo de control documentó que mientras el activo corriente de la empresa era de $ 23.431,89, la inversión comprometida era de $ 9,34 millones.
La respuesta a la observación fue una nota de la compañía, a la que se adjuntaron certificaciones contables sobre “los activos líquidos de los señores Martín Antonio Báez y Lázaro Antonio Báez”, por $ 1,8 y $ 9,3 millones de pesos respectivamente, $ 11,1 millones en total.
El Tribunal de Cuentas reaccionó recomendándole al entonces presidente del Infuetur, Pablo Pfurr, que informara a la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF) una maniobra sospechosa de presunto lavado de activos.
Pfurr terminó desadjudicándole la concesión de la hostería a la empresa controlada por Báez, el 4 de noviembre de 2001, por resolución 1375/11 del Infuetur.
Aunque Hostería Petrel SA se retiró del complejo, que actualmente está abandonado y volvió a ser adjudicado, la empresa sigue teniendo una sede en Río Grande y como actividad principal declara la “fabricación al por mayor de resinas sintéticas”.
Petrel no es la única hostería que compró Báez en las inmediaciones de Tolhuin.
El 28 de marzo de 2006, Alfredo Zárate, en representación de Badial SA, compró la hostería llamada “Lo de Vilma”, situada sobre una de las márgenes de la Ruta Nacional 3, a pocos kilómetros del centro de Tolhuin.
Según el boleto de compra-venta, la operación se realizó por $ 600 mil de la época, equivalente a 194.805 dólares, y se pagó a través de un adelanto de 64.935 dólares y el saldo en 5 cuotas consecutivas de $ 80.000.
El predio de algo más de 4 hectáreas tiene todavía construida una hostería con comedor y parrilla, que Báez pretendía transformar en un hotel exclusivo, destinado a personas de alto poder adquisitivo, y que finalmente no concretó como ocurrió con el resto de los proyectos turísticos en la zona.
El lugar luce hoy semi abandonado, con algunas huellas de óxido y falta de pintura en la reja del acceso principal, y la construcción se distingue desde la ruta por los colores estridentes de las paredes y los techos.
La última propiedad de Báez identificada en inmediaciones de Tolhuin es un exclusivo complejo de cabañas con vista al Lago Fagnano, situado sobre una de las márgenes del camino de ripio que conecta la cabecera del lago con el centro del pueblo.
El inmueble -identificado catastralmente como Sección T Macizo 35 Parcela 1- figura en el Registro de la Propiedad Inmueble de Tierra del Fuego, igual que las demás propiedades, a nombre de Badial SA, la conocida constructora de Lázaro.
El predio de forma triangular, que sigue una curva pronunciada del camino, consta de un sector más antiguo, con cabañas construidas por el anterior propietario, un hombre muy vinculado al ex gobernador Carlos Manfredotti.
También hay una parte de construcciones nuevas, con terminaciones en piedra y madera de lenga, que incluyen un amplio quincho central, pensado como comedor o zona recreativa.
La imponente construcción, rodeada de árboles, nunca llegó a inaugurarse. Varios de los trabajadores que participaron de la obra se quejan, aún hoy, de no haber cobrado la totalidad del dinero pactado por su trabajo.
Vecinos de la zona coinciden en que el propio Lázaro Báez visitó un día el lugar, lo que fue fácil de percibir por las camionetas de gran tamaño y vidrios polarizados que interrumpieron la tranquilidad del lugar.
Dicen que Báez no quedó conforme con las alfombras instaladas en las cabañas. Y ordenó quitarlas todas y reemplazarlas por otras.
Fue durante una visita fugaz, cuando todavía soñaba con desarrollar una villa turística que complementara la natural atracción que produce Ushuaia, y cuando los problemas judiciales y las acusaciones por presunto lavado de activos, no figuraban en la lista de sus prioridades.
Télam ya reveló que “Patagonia Financial Services” y Antonio Ramfos, integrante de Credisol SA, le alquilan 5 departamentos al Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Ushuaia, dentro del edificio “Ushuaia Tower” de la capital fueguina.
Por otra parte, la agencia de autos usados “Proyect One” funciona en un edificio de Río Grande que está a nombre de MyP SA, ligada a Báez, y en esa ciudad se encuentra un inmueble perteneciente a “Alem Servicio Integral”, la conocida cadena de gomerías comprada por el grupo Báez.
El fiscal Federal de Ushuaia, Juan Soria, inició una causa a raíz de estas revelaciones, y fuentes de ese organismo indicaron que trabajan en conjunto con el fiscal Guillermo Marijuan, quien no descarta realizar procedimientos en la isla, similares a los que ya efectuó en Santa Cruz, Chubut y otras partes del país.
Fuente: Télam