Una verdadera confusión se suscitó esta noche de jueves en los pasillos del Hospital Regional Río Grande, donde todavía continúan internados en grave estado cuatro de los seis menores que el pasado miércoles tomaron parte del trágico vuelco de un Renault Megane en la ruta de circunvalación, después que uno de ellos le sustrajera el rodado a sus padres.
La situación más delicada es la de Kevin Villar de 13 años, a quien en la madrugada de jueves ya le dictaron la muerte cerebral, ante lo cual se inició un protocolo médico, aunque a expensas del arribo del padre y dos hermanos del infortunado, procedentes de la localidad de Comodoro Rivadavia.
Según comentaron amigos y allegados de la madre del joven, Nancy Fuentealba, la mujer atraviesa un shock en el cual firmó algunos papeles inherentes a una transfusión de sangre, situación que luego se manejó de forma confusa con papeles del Incucai que aparecieron con firmas de profesionales dando cuenta de órganos que podían resultar útiles del cuerpo del joven, e incluso una ablación programada para las 3 de esta madrugada de viernes.
Esto inquietó a los familiares que aseguran que no firmaron ningún papel autorizando tal situación, por lo que se vivieron momentos de tensión cuando los médicos quisieron desconectar a Kevin del respirador mecánico, generando ello un revuelo ante las numerosas personas que -reunidas en el hall central- siguen paso a paso la evolución de los heridos.
Personal policial y la jueza de menores debieron llegarse hasta el nosocomio, donde mantienen una entrevista con los padres de Kevin, mientras sus familiares y allegados ya se enfrentaron con el personal de seguridad que intentó sacarlos del nosocomio.
Entretanto la premisa de los familiares es “no desconectar nada y si tiene que entrar en paro que Dios se lo lleve, pero nadie toca nada”, dijo la tía del joven.