Es el resultado de un estudio local acerca de la manera en la cual los habitantes de Tierra del Fuego consumen noticias.
“Decidimos investigar un poco sobre qué tan en serio nos tomamos los fueguinos la información. Dado que entre los portales más leídos de la provincia hay varios anónimos, nos parece interesante conocer cómo se abordan las noticias diarias”, aseguró Alejandro Sherriff, director de la Consultora VALORes.
“Buscamos conocer un poco más respecto del consumo de información por parte de los fueguinos, especialmente considerando que nos encontramos frente a un año electoral. Las noticias falsas se distribuyen más rápido, más lejos y a mayor cantidad de personas que una noticia cierta. Incluso, cuando una noticia falsa es desmentida, el alcance de la réplica no es el mismo”, afirmó Sherriff.
En la actualidad, hay una gran cantidad de ejemplos de noticias que se hicieron virales y que lograron afectar la opinión de la gente, principalmente durante los procesos electorales. No obstante, las noticias falsas pueden afectar no solo a los políticos y sus campañas, sino también a empresas y particulares.
En términos generales, los encuestados reconocieron tener dificultades para identificar rápidamente si una noticia es verdadera o falsa. “Esto se debe a las características propias de la viralización del contenido en la red (que apela a las emociones), a la dificultad respecto del acceso a información verificada y por último, al tiempo que requiere verificar completamente una noticia”, analizó Sherriff y agregó que “no todo es una cuestión del consumidor de la información. No todos los portales de noticias indican cuál es la fuente de la información que publican, lo que dificulta la tarea de verificar su contenido”.
Entre los principales responsables de crear las noticias falsas, las personas que respondieron la encuesta apuntan a los partidos políticos. Esto es consistente con el resultado obtenido en el trabajo sobre Credibilidad Institucional realizado el año pasado.
En dicho estudio, los partidos políticos reflejaron un nivel muy bajo de credibilidad. Que la población los considere responsables de la creación y difusión de contenido falso, va en sintonía con dicha calificación.
Con un objetivo específico
Respecto del consumo de información, “es evidente que se reflejan tendencias generacionales y que las nuevas tecnologías impactan en el proceso. Dicho impacto puede ser positivo (por ejemplo, llevar la información más lejos) pero también dificulta conocer quién está detrás de la información”.
Por otra parte, “la arquitectura de las redes sociales y de los buscadores de internet tienen una influencia significativa en la forma en que las noticias son distribuidas y consumidas. La información pasa por diferentes filtros automatizados basándose en intereses y difícilmente el sistema envíe noticias que contradigan las opiniones del lector”.
Por último, las personas que respondieron la encuesta sostienen que desde su punto de vista las noticias falsas se diseñan, crean y difunden con un objetivo específico. “Ningún encuestado consideró que las noticias falsas se hacen por simple diversión, de modo que parecen ver una animosidad específica detrás de ellas”, cerró.