El juicio por el brutal homicidio del jubilado ocurrido el 20 de enero pasado tuvo una contundente exposición inicial por parte de la fiscal Verónica Marchisio.

Enumeró testimoniales, cámaras de seguridad, pruebas genéticas sobre un cuchillo hallado en poder del imputado Facundo Oscar Mancilla de 23 años con rastros de la víctima y el acusado, así como prendas de vestir ensangrentadas del otro imputado, Eduardo Javier Acosta de 24.

Ante ello se acusó formalmente por homicidio doblemente calificado de Juan Carlos Lucena de 68 años, dejando muy escaso margen de acción a la defensa.

Aseguraron estar “empastillados” 

Acto seguido, y por primera vez en la causa, ambos imputados accedieron a declarar, haciéndolo con una frialdad total en relación a un hecho que ambos aseguran “no recordar”.

Del relato se desprende que esa tarde Acosta llevó a la casa de Mancilla fernet con coca y pastillas de Alplax que ingirieron, con las que se “marearon”, hasta que perdieron completamente la conciencia.

Según sus dichos despertaron al día siguiente, Mancilla con elementos de la víctima dentro de su mochila, y que tomó conocimiento del crimen por un amigo que estaba con él en su casa, por lo que se asustó y fue a tirar los elementos a un contenedor, ocasión en la que lo detuvo la Policía.

Ambos refirieron no conocer a Lucena, buscando con sus testimonios dar sustento a la que va a ser la estrategia de la defensa, adelantada por el defensor oficial Gustavo Ariznavarreta quien dijo, “no vamos a cuestionar los hechos ni la autoría material, acá lo que se traerá a debate es el grado de imputabilidad o capacidad de dirigir sus actos que pudieron tener mis defendidos”, señaló.

De igual manera un perito psiquiatra presenció la declaración de ambos imputados y declarará durante el proceso, en el cual ya hay un dictamen pericial que aseguró que ambos detenidos sin imputables y comprendían lo sucedido.

Este viernes comienza la etapa de testimoniales.