El último Monitor FINNOVA destaca que la tasa de fertilidad en Tierra del Fuego es la cuarta más baja del país. Ernesto Piana da pautas para entender las razones de este fenómeno, que contrasta con el crecimiento poblacional de la provincia, el más alto de Argentina.
En el último Monitor FINNOVA, se destacó un dato llamativo: la tasa de fertilidad en Tierra del Fuego es de 1,3; la cuarta más baja del país. Este fenómeno refleja una tendencia decreciente observada tanto en Argentina como a nivel mundial. Para comprender mejor este fenómeno, Ernesto Piana, reconocido antropólogo que ha dedicado su carrera al estudio de las dinámicas sociales y culturales en la región profundizó en algunos conceptos.
Piana es antropólogo en la Universidad de Buenos Aires, desde 1975 se ha dedicado al estudio de los antiguos habitantes del Canal Beagle y analiza los factores que influyen en la disminución de las tasas de fertilidad.
“Los ambientes son al mismo tiempo naturales y culturales. Los ambientes son cambiantes y la supervivencia grupal depende de la capacidad de adaptación”, nos dice Piana. “Han habido muchos cambios en las últimas décadas que modificaron el ambiente y, por lo tanto, el comportamiento de las sociedades. Entre varios factores, considero que hay tres que son comunes: la tecnología, la libertad sexual femenina y la concentración de capitales.”
Piana destaca que en Argentina, la baja tasa de fertilidad se da a pesar de tener una población mayoritariamente joven y un alto índice de embarazo adolescente. “Esto podría estar relacionado con la alta urbanización y los altos costos habitacionales en las grandes ciudades,” sugiere. “La alta concentración urbana genera limitaciones en el espacio y en las oportunidades de trabajo, lo que puede llevar a decisiones de postergar o reducir el número de hijos.”
Respecto de los factores únicos que podrían estar influenciando este cambio en Argentina, Piana opina que “los datos de Argentina se enmarcan dentro de las tendencias globales, sin una especificidad propia marcada”. Sin embargo, reconoce que “es real la disparidad demográfica en Argentina, con pocos y muy grandes centros urbanos en relación con su extensión y población total. Hay razones para entender que el crecimiento vegetativo es inferior a la media en las grandes concentraciones urbanas. Por ejemplo, se estima que la tasa de crecimiento vegetativo en CABA está por debajo del 1. Esto puede tener relevancia al comparar con otros países de la región, pero no veo diferencias significativas que llamen la atención”.
Especificidad regional en Tierra del Fuego
Tierra del Fuego presenta la 4ta tasa de fertilidad más baja del país, lo cual contrasta marcadamente con su posición como la provincia con mayor crecimiento poblacional entre los dos últimos censos, impulsado principalmente por las migraciones. Según cálculos realizados por FINNOVA, si no hubiera migraciones, la población de Tierra del Fuego podría reducirse a la mitad en un período de entre 40 y 50 años.
Piana señala que el factor común que incluye diversas manifestaciones es que “tenemos una población hiperurbana y modernista. De hecho, más del 90 % de nosotros vivimos en solo dos ciudades, que nos quedan chicas, mientras que solo una parte de Tierra del Fuego, sin incluir Antártida y las Islas del Atlántico sur, supera los 20.000 km²”.
El estilo de vida en Tierra del Fuego es mucho más semejante al de las grandes urbes que a poblaciones de hasta 500.000 habitantes. “Lo de modernista te queda claro con las pautas de consumo que tenemos y la preocupación por el acceso a nuevas tecnologías. Mirá la cantidad de celulares por habitante, la cantidad de computadores, el uso de internet, la cantidad de plataformas de streaming por familia, la cantidad de coches por unidad familiar”, detalla Piana.
Piana menciona que este tipo de comportamiento se cristalizó en la década de los 80 y 90, y que se espera que se mantenga. “En su momento tuve que hacer algunos estudios sobre esto para el gobierno provincial. Pero para el tema de la baja tasa de crecimiento vegetativo basta el dato de tener un estilo de vida hiperurbano, con limitantes de crecimiento urbano y altos costos habitacionales”, explica.
Además, señala que hay un bajo índice de familias extensas, resultado del proceso inmigratorio. “La gran migración de los 80s y 90s fue fundamentalmente de personas solas o familias nucleares. Jóvenes. Entre comillas ‘faltaban abuelos’. Recién después del 2002 y gracias a la llegada de compatriotas del noroeste y de bolivianos, ese índice comenzó a tener algún grado de presencia. La falta de la contención que provee la familia extensa dificulta aún más la procreación”, concluye Piana.
“Creo que la tasa de crecimiento vegetativo es más un resultado de una estructura demográfica, una cierta economía y un estilo de vida, que una causa en sí misma. Fundamentalmente, modificaciones en la economía y el estilo de vida de los fueguinos que se desarrollen y se manifiesten en una cierta demografía pueden modificar el crecimiento vegetativo, pero no lo veo a la inversa”, afirma Piana.
Además, Piana destaca la tendencia mundial hacia la relocalización por migraciones, influenciada por diversos factores como conflictos armados, economías, crisis sociales y religiones. “Ciertos crecimientos vegetativos negativos están siendo cubiertos con migraciones que disminuyen las demografías de los lugares de origen”, explica.
Piana cree que Tierra del Fuego seguirá teniendo reemplazo poblacional. “Parte de inmigrantes van a emigrar. Parte de fueguinos van a emigrar. Otros inmigrantes llegarán. No puedo predecir qué rango tendrá cada uno, pero supongo que será menor que en la década de los 90’s”, dice. “Entiendo que ese proceso y balance depende mucho más de decisiones económicas, no necesariamente tomadas en Tierra del Fuego, que del crecimiento vegetativo. Estoy convencido que una crisis profunda del sector industrial resultará en modificaciones demográficas mucho mayor y más súbita que lo que pueda hacer la cantidad de pariciones.”
Respecto a la relación con la migración previa, Piana destaca que el mayor impacto migratorio, fundamentalmente en la cristalización del estilo de vida y modo de comportamiento, ocurrió a inicios de los 80’s. “En 1978 en Ushuaia éramos 8.500 habitantes y en 1988 llegamos a 32.000”, menciona.
Piana aclara además que la migración fue selectiva. “Dependiendo con qué se convoque se selecciona. Suelo decir que si tirás anzuelos grandes no pescás mojarritas. Acá se convocó por el interés nacional de poblar debido a riesgo geopolítico (en el 78 casi entramos en guerra) y se decía que ‘no basta sostener la bandera con fusiles, hay que tener población que la sostenga’. Para eso se usó un instrumento legal previo, la 19.640 de 1972, y se convocó con un llamado a desarrollo industrial”, explica.
La mayoría de los inmigrantes provenían de ciudades de más de 500.000 habitantes. “La última medición la hicimos en 1995 y resultó que el 74,8% del PEA (población económicamente activa) de Ushuaia era nacida y criada o se había socializado en ciudades de por lo menos ese tamaño. La causa es clara: el obrero industrial especializado no vive en su mayoría en pueblos chicos”, detalla.