Se trata del caso de Gabriela Castellano, una empleada judicial que en 2012 quedó postrada a causa de un ACV, cuyos síntomas comenzaron una semana antes sin respuesta apropiada de parte de numerosos profesionales intervinientes.
El juez Correccional Pedro Fernández resolvió en una omisión de debate la condena al neurocirujano Diego Ricardo Vivares, a la pena de 1 años de prisión en suspenso más 1 años de inhabilitación para ejercer, por el delito de “lesiones gravísimas culposas”.
Vivares era terapista del hospital de Río Grande en el año 2012 cuando ingresó la paciente el día 11 de junio, la cual ya venía con síntomas desde el día 7 de ese mes.
Previo a ello la paciente había consultado a los profesionales Dres. Raúl Jerónimo Rausch y Juan Carlos Martinez Montenegro, quienes en 2022 quedaron libres de culpa y cargo por la prescripción de la causa, luego de un juicio en el que fueron sobseídos y fue anulado, debiendo realizarse un segundo juicio al que no presentaron y se vencieron los plazos del caso.
En el caso de Vivares su situación se siguió investigando a partir de ese primer caso, por lo que los plazos se mantuvieron y finalmente esta semana fue condenado en omisión de debate a una pena que no afectará su libertad.
El fallo considera que Vivares “no hizo lo necesario para evitar el resultado dañoso, que es lo que en definitiva se le imputa. No la causación del resultado en sí mismo, sino, no haber hecho lo que el asunto requería para evitarlo”.
Vivares atendió a Castellanos desde el día 11 de junio de 2012 como consecuencia de una interconsulta desde la guardia del hospital de Río Grande, diagnosticó la presunta existencia de un ACV (accidente cerebro vascular) pero no ordenó la realización del estudio de angiografía digital que era necesario para detectar los aneurismas que presentaba la paciente.
En ese sentido se le imputa “haber dilatado la derivación” de la paciente Castellano a quien se le brindó el tratamiento requerido recién el 15 de junio en la clínica San Jorge de Ushuaia, cuando ya su situación era mucho más grave con secuelas que persisten al día de hoy.