Fue parte del mensaje del menaje del padre Roberto Castello en el marco del oficio del Tedeum que se realizó en la Iglesia del Colegio Don Bosco en el marco del 203º Aniversario de la Independencia Argentina.

Estuvieron presentes el Intendente de la Ciudad, Gustavo Melella, el Intendente Electo y Diputado Nacional Martín Pérez, la Concejal Verónica González, Secretarios y Subsecretarios del Gabinete Municipal, miembros del Tribunal de Cuentas Municipal y representantes de diversas instituciones civiles, militares y de fuerzas de seguridad.

El Padre Castello durante una sentida y profunda homilía dijo:

“Celebrar la independencia es reconocernos, una vez más, nación y comunidad de hermanos.

Reconocernos implica mirarnos y sabernos presentes. Que tenemos sentido unos para otros, que el significado de cada una y uno de nosotros, en la historia, implica saber que no podemos nada sino contamos con ese hermano o hermana que Dios puso a nuestro lado.

Reconocernos es tocar la infinita grandeza de las personas, pero también hacernos cargo de sus vidas. Hacernos cargo de muchos dolores, historias y debilidades.

Reconocer a los otros, también es darse cuenta que existe la diversidad, en las ideas, las procedencias, las identidades, las culturas, las formas de mirar la vida y entenderla. Y que esas diferencias nos enriquecen y no nos limitan, sino que potencian y nos llena de posibilidades para ir al encuentro de aquellos que, de entre los que sufren, son víctimas también de miradas in-humanas. Miradas que se sustentan en la prescindencia de los otros. Que entienden que compartir es perder, que dialogar es ser débil, que respetar es claudicar, que aceptar es contagiarse de lo diverso y extranjero.

Celebrar independencia es reconocer también nuestra Nación. Nación es identidad. E identidad implica construcción cotidiana.

Implica autonomía que no será auto-referenciarse sin los demás, sino que entiende construir la propia libertad con la libertad de los hermanos. Que la salvación no es cosa individual, sino que se construye en comunión. Que o “nos salvamos todos como comunidad, o no nos salvamos ninguno”. Y que la salvación no viene de nuevos mesías, sino que reconoce la posibilidad de redención teniéndonos unos a otros como hermanos.

Identidad es alegrarse por lo que somos y tenemos y que no necesitamos copiar de los prototipos de mundos que no nos pertenecen. Sino que se trata de valorar aquello que nos dice que somos de la misma familia.

De una familia que alarga su mirada a la realidad continental y que nos hace darnos cuenta que somos solidarios, que comprendemos que la Tierra es un derecho de todos y todas, sobre todo de aquellos que son los primeros habitantes de este suelo y que hacen parte de nuestra forma de ser de esta Tierra del Fuego. Que junto con los pueblos originarios, declaramos la independencia contra aquellos que les quieren arrebatar lo que les pertenece.

Que sabemos que el Trabajo es un derecho inalienable de nuestro ser humanos y humanas. Que no se tratan de dádivas oportunistas, sino que hace a la esencia de sentirnos significativos para esta parte de la historia. Que nos alimenta con justicia y que nos hace compartir oportunidades y derechos.

Que queremos que el Techo sea para todos y todas. Que ser integrados nos hace sentir amados y queridos para formar la familia. Que se trata de recibir a todos los que vienen en busca de nueva vida o nuevas posibilidades de desarrollar su humanidad.

Que ser extranjero nos hace diversos pero no extraños. Y reconocemos que somos una Nación que se ha forjado en el crisol de culturas antiguas y nuevas.

Independencia, finalmente, es aprender a ser comunidad. Y ser comunidad no es solo sabernos caminando juntos. Sino que es entender, desde el Evangelio, que solo poniéndonos en el lugar del otro, podemos saber de nuestra identidad.

Ponernos en el lugar de…. es la forma en la que Dios nos enseñó a ser libres. Ponernos en el lugar del pobre, o del adicto, del que sufre indiferencia o marginación, del que es perseguido por pensar distinto, o excluido por optar por una vida o identidad distinta, nos ayuda a comprender lo que significa la libertad. Solo poniéndonos en sus zapatos podemos ayudarnos a liberarnos de los prejuicios, de las sospechas, de los miedos.

Liberarnos de ese impulso in-humano de alejarnos de lo que no conocemos, de imponer ideas, de trabar proyectos. Liberarnos de ese impulso irracional de acaparar bienes, de creer que las oportunidades son ejercicio de la propia voluntad y no un derecho por ser hijos e hijas de un mismo Padre. Liberarnos de creernos jueces de la vida de los otros, cuando descendemos de un Dios Madre que hace llover sobre buenos y malos, que despilfarra la semilla con tal que de fruto, que se hace besar por una mujer condenada por la clase sacerdotal, que se deja tocar por las realidades excluidas.

Por eso la Patria/ Matria, es un don, pero al mismo tiempo una tarea que nos compromete diariamente a construir una comunidad-comunión de posibilidades, de riquezas. Que nos hace luchar por lo que nos pertenece, salir a pelear por las vidas que se pierden, gritar contra la violencia que no naturalizamos, trabajar por entendernos todos parte de una misma historia nuestra, buena o mala, pero nuestra.

Pidamos a ese Dios Madre que nos ayude a entender a nuestra querida Argentina…, nuestra soñada Tierra del Fuego, un gran manto que nos abriga a todos y todas y que si no somos todos y todas, no somos Matria”.

Luego, los presentes se dirigieron al Gimnasio Padre Bonucelli donde se desarrolló el acto central en conmemoración del 203º Aniversario de la Independencia.