El Tribunal de Juicio Oral de la ciudad de Río Grande receptó nuevas declaraciones testimoniales en torno al crimen del indigente Néstor Cayuñam, acaecido el 7 de marzo del año pasado en el predio de la cancha del Centro Deportivo Municipal.

 

Por el hecho en que están imputados Carlos Raimundo “Chirola” Ruiz Vargas y Mariano Piedrabuena, declararon un indigente de apellido Uñates, la tía de la víctima -Delfa Cayuñam-, su primo hermano Oscar Cayuñam, Juana Barría Miranda una mujer que la noche del crimen estuvo en el refugio de Thorne y Ameghino, así como la pareja compuesta por Andrea Antonia Gutierrez y Víctor Ramón Ramos, quienes residen en el mismo edificio donde se levanta este refugio de indigentes.

 

El saldo de estas testimoniales resultó altamente comprometedor para los imputados, en relación a que todos los que estuvieron esa noche de marzo en el refugio de Thorne y Ameguino, marcan que ambos imputados estuvieron en este lugar e incluso pernoctaron en el mismo.

 

Esto deja muy mal parado al imputado Ruiz Vargas quien señaló e incluso se había careado con otro testigo en relación a que esa noche la pasó en casa de su abuela, situación que ya casi está comprobado que no fue así en razón de al menos cinco testimonios que coinciden en sentido contrario.

 

Piedrabuena aseguró que “Cayuñam se cayó”

 

Asimismo la defensa de Mariano Piedrabuena solicitó una ampliación de indagatoria para que este imputado pudiera brindar su versión de los hechos, habida cuenta de la negativa a hacerlo al inicio de las audiencias.

 

Piedrabuena relató allí que ese domingo de carnaval había estado acompañado de Cayuñam y Ruiz Vargas, con los que ingresó al predio del Centro Deportivo Municipal a tomar, indicando que se quedó dormido. Antes de retirarse agregó que Cayuñam cayó de las gradas y se golpeó la nariz y el rostro, tras lo cual no quiso retirarse con ellos y se quedó en este lugar, indicando que no volvió a verlo tras ello.

 

Esta versión de la que no dio cuenta Ruiz Vargas en su indagatoria, además cuenta con la contrariedad de que el propio perito forense descartó que las lesiones halladas en el cadáver pudieran referirse a un accidente o caída, en razón de que había indicios de riña previa e incluso que en caso de una caída, los golpes en el rostro debieran ser mayores a los encontrados.